Vivimos en un mundo donde hay etiquetas, desde la ropa, comida, internet, hasta las personas. Es una tendencia a distinguirse, a ser diferentes, pero también a clasificarse. La cultura, las habilidades, el idioma, la talla, el cabello. Siempre todo lo vemos con diferencias. Competimos entre nosotros. Nos lastimamos. Nos lanzamos más que piedras.Nos diferenciamos y además apartamos a los que no son "como nosotros”. Nos burlamos de los demás. Queremos ser el mejor de todos. No importa qué tengamos que hacer para ganar.
O a veces... Estás demasiado cansado, demasiado ocupado, demasiado lleno de problemas como para preocuparte por alguien más. Nadie está tan angustiado como tú. Ni tan hambriento, o sediento.
Solamente tú sabes lo que es sufrir. Nadie puede comprenderte. Eres el único, el único, el único que tiene problemas.
No se trata de cambiar el mundo, porque lo único que realmente puedes cambiar es a ti mismo. Deja de valorar a las personas por lo que pesan, o por lo que usan, y mejor busca las cualidades que las hacen semejantes a ti. Ve sus talentos, sus sonrisas. Ve su luz interior. Su potencial. Ve qué pueden enseñarte y hasta dónde pueden llevarte. Preocúpate por ellos, dales una mano. Baja tu celular un segundo y ve lo que realmente son. Porque antes de ser blancos, negros, amarillos. Delgados, gordos, con enfermedades, pobres o ricos. Pecadores, adictos. Jóvenes o ancianos… Sobre todas esas cosas, antes, somos hijos de Dios y somos hermanos. Todos. Sin excepción. Sin divisiones, ni etiquetas, ni números, ni medallas o trofeos.
Eso es lo que debería unirnos. Amando a todo, y a todos. Como él nos amó primero; a tí, a mí, a él, ella. A todos nosotros. Jamás se quejó de lo cansado que estaba. Nunca quizo lastimar a nadie; al contrario Sanó enfermos Consoló, sonrió, abrazó, lavó, alimentó sufrió y murió y todo… por amor. Jamás pensó en hacer algo para él. Dio su vida, para que pudiéramos vencer a la muerte como él la venció. Para ser limpios de todas las cosas del mundo. Para ser dignos de estar con Nuestro Padre de nuevo. Para que pudiéramos vencer al mundo. Para vivir en familias, ser felices. Felices para siempre y todo Por amor.
¿Que te hace pensar que estás exento de hacer algo aunque sea mínimo por alguien más?
Juan 15: 12-13
Este es mi mandamiento: Que os améis los unos a los otros, como yo os he amado.
Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.
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